84º Edición de los Oscars: I parte

La 84º gala de los premios de la Academia de Cine no es una gala que vaya a dejar huella en los anales de la historia. Pero aún así, es el acontecimiento más importante del año en cuanto al séptimo arte, asi que vamos a comentarla.

El presentador 

Tres horas y media, son las cuatro palabras clave que definen esta gala. Son las cuatro palabras malditas de los Oscars, la gala es demasiado larga y pocos presentadores pueden hacer frente a esta situación. Esta 84º edición y sus tres horas y media cayeron en las manos de Seth MacFarlane, conocido humorista creador de Family Guy, American Dad y la película Ted. Este año, ha sido el suyo, con su primera película en cartelera y ha estado más presente que nunca, por ejemplo ha sido el "host" de SNL en una ocasión. El humor de MacFarlane es irreverente, crítico y obsceno, pero eso la Academia ya lo sabía.

MacFarlane ha comenzado la gala con un desafío, el de hacer reír a Tommy Lee Jones, que como recordamos, se mantuvo más que serio en los Golden Globes ante los cómicas Fey y Poehler. Podríamos decir que lo consiguió, ya que el actor de Lincoln esbozó una pequeña sonrisa. El cómico siguió en su línea y bromeó con Rihanna y Chris Brown:

"Django desencadenado es la historia de un hombre luchando para recuperar a su mujer, que ha sido sometida a una violencia impensable. O lo que Chris Brown y Rihanna llaman una película de citas", a lo que el público respondió con un comprensible suspiro.

Entre otros chistes de un estilo que recuerda un poco a Ricky Gervais, podemos destacar: "Ahora es cuando aparecen y no nos enteramos de nada de lo que dicen, pero no nos importa porque son muy atractivos" (sobre Salma Hayek, Javier Bardem y Penelope Cruz) o "La última vez que Austria y Alemania se unieron para coproducir algo juntos fue Hitler, pero este es un producto mucho mejor". (En alusión a la película “Amour”).

Lo más destacable fueron sus números musicales, aunque se refirieran a los pechos de las nominadas.

Resumiendo, MacFarlane no pudo hacer frente a las tres horas y media con un ritmo regular, pero no ha estado mal, una valoración rutinaria en la gala de la Academia.